Desempleo insoportable, recortes brutales de prestaciones sociales y de derechos, devaluación salarial, recesión económica que no acaba, corrupción, retos del nacionalismo soberanista, crisis institucional generalizada... No creo exagerar si digo que ese es el panorama actual de España. A esta lista macabra solo hay que añadirle otros dos problemas (y seguro que me dejo algunos otros): la inacción del Gobierno del invisible Rajoy y la ausencia de oposición efectiva.
El Gobierno del invisible se dedica a legislar ideología y a decir amén a la Troika y a la Merkel teniendo cuidado, eso sí, de no hacer algo que inmediatamente perjudique a muchos ciudadanos mientras la situación en los juzgados (del PP y de algunos miembros del Gobierno, incluido el invisible Presidente) no se resuelva (o se disuelva, como ellos quisieran): la ideología más conservadora y retrógrada en Justicia y en Educación; la más neoliberal/conservadora en Sanidad, en Empleo, en Agricultura, en Defensa y hasta en Fomento; ideología neoliberal/tecnocrática en Economía y en Hacienda.
Y la oposición mirando. Con las mayorías soberbias del PP en Congreso y Senado ni siquiera se molestan en discutir: gobiernan a golpe de Decreto-Ley que ya se convalidará cuando les dé la gana porque tienen asegurado que se aprobará. La oposición podrá utilizar sus turnos, claro, pero sabiendo que solo valdrá lo que digan para rellenar el Diario de Sesiones. O sea, mirando cómo las dos manos derechas del Gobierno y del PP hacen (hacernos retroceder más de treinta años) y deshacen (todo lo conseguido en esos treinta y tantos años). Y el PSOE, entretanto, buscándose. Tiene su gracia (maldita gracia) que la oposición de verdad, y justo en la dirección contraria a lo que querría la oposición parlamentaria, la esté haciendo Aznar, que no deja de mirarnos mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario