Insiste el permanente Rubalcaba en eso que ha querido llamar oposición responsable y ofrecer al Gobierno del invisible Rajoy, esta vez, un pacto de Estado, un frente común, una causa nacional contra el desempleo. Pero en un mismo movimiento se equivoca dos veces, en las dos direcciones.
Primero, se equivoca porque ni el PP ni el Gobierno del PP del invisible Rajoy necesitan pactar nada con nadie, y menos con el PSOE al que continuamente utilizan de chivo expiatorio (ese mantra de la herencia recibida, que les funciona a las mil maravillas). Por muchos líos que tenga Rajoy dentro de su partido (empezando por su padre político, ahora padrastro, Aznar) y fuera de él (en sede judicial) a la hora de las votaciones sigue contando con el apoyo incondicional de su mayoría soberbia en el Congreso y en el Senado, de manera que la única oferta que hacen desde el PP y el Gobierno es que quien quiera hacerlo se adhiera a sus políticas, pero sin cambiar ni una coma. Más aún, seguro que sabe el Invisible que un pacto con Rubalcaba provocaría entre su gente y su prensa más malestar contra él (que ya es decir).
Y segundo se equivoca porque si algo están dejando claro los movimientos sociales (y la pérdida continua de apoyo ciudadano a su partido) es el rechazo a las políticas y a los políticos al uso (esos gritos a coro la misma mierda es, o esas siglas PPSOE, por injustos que sean, son suficientemente significativos). Su oferta de pacto solo alimenta e incrementa esa identificación y, en consecuencia, un mayor desapego de lo poco que le va quedando entre sus electores posibles (y hoy de nuevo sale una encuesta pronosticando otro batacazo electoral -y ya van no sé cuántos-, esta vez en las europeas del año que viene, en las que puede perder la mitad de los votos -y los diputados- que tuvo en las anteriores).
El pacto propuesto solo servirá para marear la perdiz y para hacer que se hace, pero nada más. Me parece que lo verdaderamente responsable, hoy por hoy, sería no ofrecerle pactos a la derecha, sino plantarle cara nítidamente al neoliberalismo recuperando las tesis socialistas.
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