Ahora resulta que los que dicen que saben de esas cosas dicen que el Pacto de Estado entre Rajoy, el invisible, y en náufrago Rubalcaba es cosa del Rey, que lleva meses impulsándolo ejerciendo su papel constitucional de árbitro. Pues puede ser, cómo no, porque así, en vez de matar osos y elefantes estaría matando dos pájaros de un tiro (y no me refiero a los antedichos R/R): por una parte, saldría al paso de las críticas de inutilidad de la Institución (la Monarquía, no la Jefatura del Estado) mejorando su imagen últimamente más que deteriorada; y, por otra, reforzaría el statu quo bipartidista que no para de tambalearse y apunta al derrumbe.
Si eso es cierto, el error de Rubalcaba, el náufrago, acordando el pacto con el invisible Rajoy no es solo un error político, sino además estratégico y táctico: reforzar hoy el papel del Rey de la mano del PP, con la que está cayendo, incrementará aún más la pérdida de apoyos ciudadanos.
Hoy mismo publica dirioprogresista.es un artículo de Pablo Iglesias en El Socialista en 1889 en el que habla de los ideales de un partido socialista y obrero. Dónde estarán hoy esos ideales. Desde luego el futuro del socialismo no está el el pasado sin más, pero sí me parece que el futuro del socialismo está en el socialismo, o sea, en las políticas que combatan e impidan la explotación del hombre por el hombre y busquen la igualdad social. Ya sé que a muchos les parecerá que esas son palabras viejas. A mí me parecen nuevas. Tan nuevas que aún están a estrenar.
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