viernes, 15 de febrero de 2013

CUESTIÓN DE DECENCIA *

Casi cada día salta un nuevo caso de corrupción política (que afecta a gente que utiliza la política para forrarse, quiero decir) o se descubren nuevos datos que amplían los que ya se conocen de corrupciones que están siendo investigadas, afectando a más personas y/o a más instituciones. Casi cada día crece la sospecha de que estamos conociendo solo una parte de lo que está pasando; de que todo está podrido, muy podrido. Por eso, casi cada día los ciudadanos tenemos que hacer un esfuerzo mayor para contener la rabia, que ya es mucha y ya es en muchos. Cada día para más ciudadanos esto, más allá de la ideología, es una cuestión de decencia.

Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades, partidos políticos, empresas, bancos, patronales… todo parece estar infectado desde hace años de gentuza dispuesta a forrarse a base de comisiones, de sobornos, de favores para pelotazos económicos que generan plusvalías millonarias no declaradas y cuentas secretas en paraísos fiscales con saldos de escándalo. Y los ciudadanos pasando más que apreturas y perdiendo derechos y servicios sociales. Y todos al borde de perder la paciencia: seis millones de parados, pensionistas con pensiones de miseria, desahucios y embargos, trabajadores con condiciones laborales cada vez más precarias y explotadoras, bajadas de sueldos, etc. mientras otros se reparten el botín. Y mientras los ciudadanos, a repagar medicinas. Y a pagar tasas y matrículas escolares. Y a no tener becas. Y hasta a pagar por llevar al cole la tartera con su comida.

No sé si el gobierno del cada vez más invisible Rajoy sigue pensando en hacer más recortes (el programa reformista, como lo llaman cínicamente). Espero que, si es mínimamente listo, entienda que no puede tirar de la cuerda indefinidamente; que con la sensación de corrupción y de impunidad generalizadas que están dando no se puede permitir el lujo de hacer más daño. Y espero que jueces y fiscales (al menos algunos -los más valientes, los más íntegros-) sepan enfrentarse a la corrupción de los poderosos con el temple y el coraje necesarios.

Cuando la corrupción generalizada nos indigna y cuando la sensación de impunidad ante tanta golfería nos subleva, a la Vicepresidentita Sáenz, que mira y mira con los ojitos muy abiertos para dar miedito cuando cree que dice cosas importantes, lo que se le ocurre es dar consejos al mundo del cine para que no critiquen al gobierno en la gala de los Goya, y recordarles que en la mesa de negociación de todo el sector está el gobierno.

[ Publicado en ElPlural.com. Opinión. Tribuna Libre. 16.02.2013

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