Casi cada día salta un nuevo caso de corrupción política
(que afecta a gente que utiliza la política para forrarse, quiero decir) o se
descubren nuevos datos que amplían los que ya se conocen de corrupciones que
están siendo investigadas, afectando a más personas y/o a más instituciones.
Casi cada día crece la sospecha de que estamos conociendo solo una parte de lo
que está pasando; de que todo está podrido, muy podrido. Por eso, casi cada día
los ciudadanos tenemos que hacer un esfuerzo mayor para contener la rabia, que
ya es mucha y ya es en muchos. Cada día para más ciudadanos esto, más allá de
la ideología, es una cuestión de decencia.
Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades, partidos políticos,
empresas, bancos, patronales… todo parece estar infectado desde hace años de
gentuza dispuesta a forrarse a base de comisiones, de sobornos, de favores para
pelotazos económicos que generan plusvalías millonarias no declaradas y cuentas
secretas en paraísos fiscales con saldos de escándalo. Y los ciudadanos pasando
más que apreturas y perdiendo derechos y servicios sociales. Y todos al borde
de perder la paciencia: seis millones de parados, pensionistas con pensiones de
miseria, desahucios y embargos, trabajadores con condiciones laborales cada vez
más precarias y explotadoras, bajadas de sueldos, etc. mientras otros se
reparten el botín. Y mientras los ciudadanos, a repagar medicinas. Y a pagar
tasas y matrículas escolares. Y a no tener becas. Y hasta a pagar por llevar al
cole la tartera con su comida.
No sé si el gobierno del cada vez más invisible Rajoy sigue
pensando en hacer más recortes (el programa
reformista, como lo llaman cínicamente). Espero que, si es mínimamente
listo, entienda que no puede tirar de la cuerda indefinidamente; que con la
sensación de corrupción y de impunidad generalizadas que están dando no se
puede permitir el lujo de hacer más daño.
Y espero que jueces y fiscales (al menos algunos -los más valientes, los más
íntegros-) sepan enfrentarse a la corrupción de los poderosos con el temple y
el coraje necesarios.
Cuando la corrupción generalizada nos indigna y cuando la
sensación de impunidad ante tanta golfería nos subleva, a la Vicepresidentita
Sáenz, que mira y mira con los ojitos muy abiertos para dar miedito cuando cree
que dice cosas importantes, lo que se le ocurre es dar consejos al mundo del cine para que no critiquen al
gobierno en la gala de los Goya, y recordarles que en la mesa de negociación de
todo el sector está el gobierno.
[ Publicado en ElPlural.com. Opinión. Tribuna Libre. 16.02.2013
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