Sea por las circunstancias o por lo que sea, el éxito de la PAH al conseguir casi millón y medio de firmas en apoyo de la ILP sobre la dación en pago retroactiva, y, más allá, al conseguir que sea tramitada en el Congreso, es innegable. Excelente trabajo el que han hecho en la PAH y excelentes sus resultados, tanto al detener desahucios (sobre todo) como al redactar una propuesta legislativa que da soluciones perfectamente posibles a quienes están hoy más desprotegidos. Chapeau.
Sin desmerecer absolutamente nada de su trabajo, creo, sin embargo, que han cometido dos errores importantes que deberían corregir: dar a los medios la oportunidad de centrarse en lo anecdótico, lo superfluo, lo pintoresco, y pasar por alto (o pasar de puntillas por) lo sustancial.
Ada Colau, en la Comisión de Hacienda del Congreso estuvo brillante: valiente, clara, digna, serena... hasta que llamó criminal al representante de los banqueros (ya dije algo sobre esto en la entrada del día 7 de este mes -Decir No-). Y lamentablemente, desde ese momento, toda la prensa se hizo eco del adjetivo (y de lo adjetivo) resaltándolo sobre y eclipsando todo lo demás, que, sin duda, era lo importante de verdad.
Y ayer en la manifestación de Madrid en apoyo de la ILP algunos manifestantes cometieron un error similar: abuchear, zarandear y expulsar de la manifestación a dos políticos (ambos del PSOE, López Aguilar y Talegón). No les bastó con cantarles que no, que no, que no nos representan, que no, sino que forzaron su salida de la mani. Error. Otra vez los medios se han hecho eco no del éxito de la marcha democrática, no del drama de los desahucios, sino de la expulsión.
No soy nadie para decir a nadie qué debe hacer, claro, pero me parece que deberían ser enormemente cuidadosos en todos sus actos para que toda la atención se centre en lo que de verdad importa y no en las sombras: que no se desvirtúe la ILP, que no quede en papel mojado, que los partidos la tramiten y la aprueben y se dé solución a lo que importa, que son los desahucios. Caer en esos errores es tirar piedras contra el propio tejado.
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