lunes, 13 de mayo de 2013

LES PUEDE LA SOBERBIA

No lo pueden evitar porque les puede la soberbia: no aguantan que otros piensen distinto, que otros se opongan a sus planes, que otros no queramos lo que ellos quieren. Por eso, desde sus mayorías absolutas -mayorías soberbias- en el PP se ningunea a la oposición y se desprecian las iniciativas de los ciudadanos que ellos no comparten. Da igual que sea el PP nacional que autonómico; que sean los diputados de las Cortes o los de la Asamblea de cualquier autonomía; que sean Ministros o Consejeros. Todo sazonado con la chulería y la prepotencia de quien considera natural mandar y que los demás obedezcan sin rechistar; con la arrogancia del ignorante que cree saber.

El penúltimo ejemplo (seguro que ya se ha producido alguno otro) lo vemos en el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, el ideólogo Fernández- Lasquetty, despreciando al casi millón de personas que hemos votado en la consulta popular que ha hecho la marea blanca sobre lo que opinamos de las externalizaciones (eufemismo hipócrita que pretende esconder la privatización de los servicios) que el gobierno de Madrid del heredero/Presidente Gonález González se ha empeñado (?) en imponer, para beneficio de las empresas que consigan el pelotazo sanitario, no de los enfermos ni de los ciudadanos.

Claro que no ha sido un referéndum. Claro que ha sido un gesto simbólico. Claro que no ha sido una consulta como la pudiera hacer el Estado, faltaría más. Pero eso no significa que no valga para nada la opinión de ese millón de ciudadanos. Y menos aún que se nos desprecie. Simulacro, simulación, parodia son los términos que el ideólogo ha encontrado para hablar de la consulta. No dice, claro, que si la consulta se hubiese hecho con todos los requisitos y el resultado hubiese sido el mismo (un  99% contrario a las externalizaciones) no cambiarían una coma ni de opinión ni de beneficiarios. Lo acepten o no, es muy evidente que los ciudadanos madrileños no queremos el modelo sanitario que quieren imponer (que lamentablemente van a imponer) pero no es a los madrileños, sino a otros, a quienes creen deberles algo. Y, como ya parece que sí se creen las encuestas, tienen prisa en poner en marcha cuanto antes todas las medidas ideológicas antes de perder las elecciones y los gobiernos.

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