A la vista está que los dos grandes sindicatos de clase siguen empeñados en la misma estrategia que les ha llevado a donde están, a tener cada vez menos presencia e influencia. Insisten en la negociación, en la mano tendida, en los mecanismos que funcionaron en la segunda mitad del siglo XX pero que hoy, lo vean o no, ya no sirven (he visto este uno de mayo tantas grandes superficies abiertas que ya tengo claro que no es el día internacional de los trabajadores, sino un día más de trabajo en vete a saber qué condiciones precarias).
Hoy se reclamaba a voz en grito, en tono de arenga, un pacto nacional para cambiar el modelo económico. Un pacto, otro pacto mientras siguen desmontando todo el sistema de servicios públicos y dejando en la calle a más de seis millones de ciudadanos, echándoles de sus casas y recortando los derechos de todos. Un pacto nacional. ¿Qué pacto? ¿Con quiénes van a pactar estos que tienen todo el poder (político, económico, ideológico)? ¿A quiénes tomarán como interlocutores a su altura? O lo que es lo mismo, con un poder que pueda hacer frente a su poder.
Sin duda hay que descartar la violencia, toda violencia, pero creo que hay que reivindicar la radicalidad de los trabajadores frente al abuso del neocapitalismo. Los sindicatos, si quieren ser de clase, tendrán que asumir de una vez por todas que hay que reinventar la conciencia de clase, empezando por ellos mismos. Y dejar de ofrecer pactos que solo servirán para que se haga más patente su debilidad. Termino con una frase de Martin Luther King: nadie da sus privilegios sin una fuerte resistencia.
Aquí dejo los vínculos con las dos partes anteriores:
http://alomosdeunapantera.blogspot.com.es/2013/04/donde-esta-el-movimiento-obrero.html
http://alomosdeunapantera.blogspot.com.es/2013/04/donde-esta-el-movimiento-obrero-ii.html
¿Y qué solución hay si se están descubriendo continuamente casos de corrupción en políticos y demás cargos públicos? ¿Qué solución hay si esos casos, de robo más que comprobados, quedan en la impunidad absoluta? ¿Qué solución hay si los líderes (poder) de los sindicatos tienen menos vergüenza que decencia y se afanan en hacer colección de rólex? Estos últimos de vez en cuando pegan un par de gritos megáfono en mano y luego a casa a comer marisco, pero ¿Qué pasa con los que no tienen megáfono?
ResponderEliminarPero esas preguntas son muy difíciles de responder, o muy fáciles según se vea.