Entre tanta miseria moral que asoma todos los días por todos los rincones políticos, económicos, judiciales y hasta festivos, por fin llega una noticia que reconforta: Blanca Thiebaut y Montserrat Serra, las cooperantes de Médicos Sin Fronteras secuestradas desde octubre de 2011 (642 días de horror para ellas y sus familias, que se dice pronto) vuelven a casa.
Blanca y Mone trabajaban en labores logísticas, como cooperantes, en un campo de refugiados de Kenia, aunque todo este tiempo de secuestro han estado en Somalia. Fueron más que generosamente a dar su ayuda y les han costado caras su honradez y su valentía. Pero vuelven a casa y eso es una excelente noticia. Bienvenidas. Hume hablaba del sentimiento (o del sentido) moral como fundamento de los juicios morales: un sentimiento de agrado por la felicidad y de desagrado por el dolor del género humano. Ese moral sense humeano seguramente es el que lleva a jóvenes como Blanca y Mone a ser cooperantes, y a nosotros nos lleva a admirarlas.
Pero lamentablemente vivimos en el país que vivimos, y lo que para la gente honrada es un ejemplo moral, para algunos degenerados es motivo de burla, de desprecio y de excusa para vomitar su asqueroso racismo, su repugnante fascismo. Son tan malvados y cobardes que aprovechan los espacios que dan los periódicos digitales para hacer sus sucios comentarios bajo seudónimo. Afortunadamente hay gente entre nosotros como Mone y como Blanca, pero que no se nos olvide que también hay entre nosotros gentuza despreciable que incapaces ellos mismos de ser decentes pretenden hacernos indecentes a todos.
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