sábado, 27 de julio de 2013

MÁS PRECARIEDAD LABORAL

Como seguro que todos entendemos que es mejor tener trabajo que no tenerlo, es una buena noticia que, según la EPA del segundo trimestre, haya 149.000 personas que han conseguido un puesto de trabajo, de manera que la cifra de desempleados baja de los seis millones, aunque se queda aún muy próxima (5.977.500, según la encuesta).

Que esos casi ciento cincuenta mil nuevos empleos sean estrictamente de temporada (estacionales) y que las condiciones generales de esos contratos (en horarios, salario y derechos laborales) sean precarias, si acaso son así, no sería una buena noticia. Sin duda es bueno trabajar, pero es cierto que no todas las condiciones de trabajo son buenas (dignas, en terminología moral, de derechos humanos) y las tres reformas del mercado laboral (que es como llama el neoliberalismo a las relaciones laborales) han ido en la misma dirección: precarizar el empleo en todos los aspectos para hacer más atractiva la contratación y más fácil el despido. Si estas reformas terminan creando empleo, sin duda será de peor calidad que el que había antes de la crisis (que no han provocado los trabajadores, por cierto).

Ciento cincuenta mil personas, y sus familias, van a vivir durante unos meses mejor que vivían, y eso es bueno, pero habrá que ver qué pasa a partir de septiembre, cuando termine la campaña de verano y, con ella, la mayoría de estos nuevos contratos y cuántos de los trabajadores a los que se le termine tendrán derecho a algo de paro y cuántos no. 

La Constitución, que cada día que pasa parece que sea solo un papel, dice en el artículo 35.1 que los trabajadores tienen derecho a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia. Qué deba entenderse por suficiente y qué por necesidades parece que sea cosa del capitalismo depredador (competitividad lo llaman).

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