Huele demasiado a etnocentrismo, a demasiada soberbia occidentalista, demasiado al imperialismo más rancio y caduco. Huele a desprecio. Todo ese tufo exhala el episodio del avión presidencial boliviano retenido en Europa por orden de los Estados Unidos de América, sospechoso de transportar al ex-analista de la CIA Snowden.
Nos dijeron que Snowden estaba en el avión, ha dicho García Margallo, ministro de Exteriores del invisible Rajoy, otro lenguaraz con pocos modales diplomáticos cuando se trata de Estados débiles y tan diligente y sonriente cuando manda quien manda. Oculta Margallo quién les dijo que el ex CIA estaba en el avión de Morales, aunque parece evidente cuál fue esa fuente fidedigna: la misma que aseguraba que en aquel Irak de Saddam Husein había armas de destrucción masiva. Oculta Margallo que el perseguido Snowden es perseguido por revelar acciones ilegales de los servicios secretos USA, esas alcantarillas estatales disfrazadas de Servicios de Inteligencia. Oculta Margallo que el avión presidencial, de Bolivia o de cualquier Estado soberano, es territorio del país y por ello mismo inviolable. ¿Si el avión hubiera sido el Air Force One y el denunciante Evo Morales habrían actuado igual? Todos sabemos que no.
Mucha mala educación, mucha soberbia, mucho desprecio hacia los débiles y mucha sumisión a los poderosos, eso es lo que han mostrado estos gobiernos de esta nueva Europa que cada vez se parece menos a sí misma, a la Europa de la libertad, la Igualdad y la Fraternidad, a la Europa civilizada y democrática. Y para rematar el estropicio, hay quienes se quejan de la conducta de España... porque puede perjudicar a los intereses comerciales. Cada vez va dando más asco todo.
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