En la literatura y en el cine ha sido frecuente narrar historias en las que un Presidente de Gobierno o un Jefe de Estado tenía un doble (o un triple, etc.) que hacía lo que fuese en su lugar. Pero como las tecnologías no paran de progresar, ahora ya es posible que ese doble no sea de carne y hueso, sino un doble virtual, plasmático, hecho a base de efectos especiales de dibujos animados: una prótesis digital para el mandamás de turno; un e-doble.
¿Tenemos Presidente del Gobierno? Seguramente, pero quién sabe dónde, como el programa aquel de desaparecidos. Sí sabemos que tenemos el otro, el virtual. No solo porque lo habitual es que el invisible Rajoy solo salga tras la pantalla, sino porque su e-doble digital a veces tiene interferencias y se salta frases (la segunda ya tal, dijo el otro día e-Rajoy). Y en Europa les da igual que vaya Rajoy, su e-doble o Perico de los Palotes, y que diga lo que sea, así que tampoco sabemos si va él, porque aquí solo sale en la tele.
La vicepresidentita sin embargo seguro que no quiere una e-muñeca que la sustituya porque sabe que si a e-Rajoy se le cortocircuita un bárcenas o se le encasquilla un sobre y sigue sin funcionar, será ella quien tenga que subirse al sillón de la Moncloa. Por eso disimula bien esa media sonrisa, esa media mueca, y ya no mira con los ojitos de asustar que copiaba de Aznar. Y como es lista seguro que está aprendiendo alemán (si acaso no lo sabe ya) para tutear a la Frau.
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