Los jueces y magistrados son ciudadanos y evidentemente tienen los derechos ciudadanos que tiene cualquiera de nosotros. Y, antes que jueces, son común de los mortales, gente normalita y corrientita como cualquiera y como cualquiera tienen creencias, opiniones, preferencias, sentimientos e ideología. Sería estúpido (e inútil) exigirles que se vaciaran de ideas, creencias y valores personales para ser jueces, y se convirtieran en máquinas frías de hacer justicia. Pero precisamente porque tienen ideología, la ley pone límites a quienes deben impartir justicia imparcialmente, no ideológicamente. Sin ser el mismo caso, pasa algo parecido con los militares que la ley les impone límites a sus derechos. Por ejemplo, no pueden afiliarse a un partido ni a un sindicato, ni pueden hacer huelga, etc.
En el caso de los jueces y magistrados la imparcialidad debida es tan grande que incluso la apariencia de parcialidad (o la sospecha fundada -o la falta de apariencia de imparcialidad-) puede ser causa de recusación o de nulidad procesal, si acaso hubiera indicios de contaminación. Es el dicho aquel de la mujer del Emperador, para entendernos.
Francisco Pérez de los Cobos, Presidente del Tribunal Constitucional -que es el único órgano legal con poder para interpretar la Constitución- ha sido militante de un partido político (el PP de e-Rajoy) hasta 2011. Por lo visto no es ilegal que haya sido militante, ni que no haya informado de ello a sus compañeros del TC que le eligieron. Evidentemente no se puede decir que vaya a ser parcial e injusto en sus resoluciones, pero sí que la apariencia de imparcialidad está en entredicho a partir de ahora. Por supuesto que el presidente Pérez de los Cobos no dimitirá, faltaría más. Así que, por si nos faltaba algo, ahora hay que sumar a la lista el TC.
En el caso de los jueces y magistrados la imparcialidad debida es tan grande que incluso la apariencia de parcialidad (o la sospecha fundada -o la falta de apariencia de imparcialidad-) puede ser causa de recusación o de nulidad procesal, si acaso hubiera indicios de contaminación. Es el dicho aquel de la mujer del Emperador, para entendernos.
Francisco Pérez de los Cobos, Presidente del Tribunal Constitucional -que es el único órgano legal con poder para interpretar la Constitución- ha sido militante de un partido político (el PP de e-Rajoy) hasta 2011. Por lo visto no es ilegal que haya sido militante, ni que no haya informado de ello a sus compañeros del TC que le eligieron. Evidentemente no se puede decir que vaya a ser parcial e injusto en sus resoluciones, pero sí que la apariencia de imparcialidad está en entredicho a partir de ahora. Por supuesto que el presidente Pérez de los Cobos no dimitirá, faltaría más. Así que, por si nos faltaba algo, ahora hay que sumar a la lista el TC.
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