En griego clásico, verdad se pensaba y se decía aletheía, un derivado del compuesto a-lethein (des-tapar / des-cubrir / des-velar). Lo verdad o lo verdadero es lo des-velado (lo destapado, lo descubierto). O sea, que la verdad está siempre oculta y hay que des-ocultarla, quitarle la tapa que la tapa, levantar la manta que la cubre. Para conocer la verdad hay que quitar la manta, hay que tirar de la manta y dejarla desnuda.
Claro que el ex tesorero del PP Bárcenas sabe la verdad de lo que ha dicho y lo que ha callado, porque él si puede levantar la manta y mirar dentro (aunque seguramente no le haga falta mirar porque se lo sabe de memoria). Y eso nos preguntamos todos los demás: si se decidirá a tirar de la manta, a levantarla, y a enseñarnos las verdaderas vergüenzas hasta ahora tapadas. Y eso es lo que seguramente temen en el PP, o temen algunos miembros del PP, tanto o menos que otros miembros del partido lo desean frotándose las manos (no, el invisible Rajoy no se frota las manos, sino los ojos).
La verdad, sin embargo, como la Esfinge, tiene muchas caras. La verdad moral, por ejemplo, es el convencimiento de la veracidad de algo: lo que estamos firmemente convencidos que oculta esa manta que lo tapa todo. Pero la verdad moral no garantiza que lo que se cree sea verdadero, y si es cierto que basta para crearnos un juicio subjetivo de las cosas, desde luego no sirve para nada en un juicio jurídico. Para eso se precisa la verdad judicial, o sea, la verdad demostrada en un juicio. Lo no demostrado judicialmente podrá ser verdadero, pero no se admitirá jurídicamente como tal. Entre lo que oculta la manta que tiene Bárcenas y lo que se demuestre en el juicio (si acaso llega alguna vez mientras tengamos memoria), puede haber una distancia más que significativa. Tanta distancia como la que podrá haber entre los delitos probados (la verdad desvelada y demostrada, si acaso los hay) y sus efectos, porque algunos o todos pudieran estar prescritos ya. O sea, que solo se admitirá como verdadero lo que sea demostrado y de eso solo tendrá consecuencias lo que no esté prescrito.
¿Habrá en la Biblioteca del Centro Penitenciario de Soto del Real algún viejo manual de Fundamentos de Filosofía? ¿Sabrá el ex tesorero griego clásico? ¿Se desprenderá de la manta aprovechando la ola de calor? Pues no sé.
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