Todas las generalizaciones son injustas y falaces porque expresan más tópicos estereotipados que realidades objetivas. No todos los que se dedican a la política, ni todas las políticas que se hacen, ni todos los partidos son iguales, ni todos son ladrones, ni todos corruptos, es verdad. Pero cuando la corrupción salta y no se persigue, sino que intenta ocultarse; cuando se obstaculiza la investigación y manipulan y tergiversan los argumentos para dejarla impune; cuando eso se repite una y otra vez en unos y otros partidos, es inevitable generalizar porque lo que unos -los corruptos- hacen, los otros -los honrados- cuando menos lo consienten por lealtad.
Cada vez está más claro para todos que les importa un bledo lo que nos pase a los ciudadanos y al país entero; que lo que realmente les importa es conservar unos y conseguir otros el poder con el que seguir haciendo sus cosas. Por eso parece que la única norma moral en vigor para todos ellos es el deseo de forrarse y de medrar sacando tajada. Juegan con la ventaja que les da el saber que los electores al final se olvidan o, peor aún, aceptan como natural la corrupción de quienes tienen poder.
Los militantes honrados (y estoy hablando de todos los partidos implicados en casos de corrupción, sean los que sean), que seguro que son muchos, deberían plantarse ya y mandarles a la mierda para al menos no ser cómplices. A ver si viéndose abandonados por los suyos por fin se largan. En cualquier caso, espero (aunque con poca confianza, es verdad) que la justicia alguna vez haga justicia con los políticos corruptos y con los empresarios que sobornan.
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