Hoy se ha dejado ver y oír el doble de e-Rajoy, o sea, el Rajoy de carne y hueso (el de sangre de horchata, debería decir), en la rueda de prensa bien cocinada para que pudiera decir lo que estaba previsto y preparado: nada. La cosa iba del encuentro con el Primer Ministro Polaco, Tusk, pero nadie de aquí le ha hecho ni caso porque la rueda ha coincidido con la nueva declaración de Bárcenas ante el juez y en la que se supone que ha empezado a tirar de la manta (veremos si realmente es así), y con las peticiones de dimisión de parte de la oposición y de parte de su propio partido.
En el Congreso la oposición negocia si presentan una moción de censura o no (CiU ya pide sacar rasca nacionalcatalanista y solo dará su apoyo si se acepta el derecho a decidir de los catalanes, dejando bien a las claras cuánto le importa lo que está pasando en la España a la que no quieren pertenecer) pero saben todos que, si se presentase, sería un gesto político simbólico porque está perdida de antemano: la mayoría soberbia del PP votaría en contra y se acabó.
Que él, el invisible, no va a hacer nada de nada es bastante previsible porque esa es y ha sido su estrategia ante los problemas, sean del tipo que sean. Que mañana volverá a esconderse tras su doble virtual, en ese e-Rajoy ectoplásmico, también es bastante previsible. Así que la clave de este asunto realmente está en el PP, porque quienes de verdad pueden hacer que Rajoy (el de sangre) dimita son los dirigentes de su partido exigiéndole que se retire y deje de hacer daño al partido (y a España, dirán algunos) antes de que sea demasiado tarde, y proponiéndole una salida digna y un/a sustituto/a. La vicepresidentita, bien colocada para esa posible sustitución, hará mal quemándose en la defensa a ultranza de su jefe que cada vez tiene menos defensa.
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