En el post de
ayer decía que algo más del 55% de las empresas españolas son microempresas que
no tienen ningún trabajador asalariado, o sea, que la empresa es simplemente un
trabajador autónomo que factura por sus servicios -frecuentemente en
subcontratas para otras empresas más grandes-.
Me encuentro
hoy con la propuesta de la ministra de Empleo, la piadosa Báñez (semejante a
una de las que aparecen en la propuesta que hizo el otro día el incombustible
Rubalcaba -y que se acaba de publicar como Crecimiento, empleo y
competitividad en un marco de diálogo y concertación política y social-) para
incentivar el autoempleo de los jóvenes (los menores de 30 años) y que consiste en
una especie de tarifa plana de 50€ durante los seis primeros meses en las cotizaciones como autónomo
y una reducción del 30% en las cuotas durante otros 24 meses. El ahorro
estimado sería de unos 3000€ en esos 30 meses.
Cuando el
paro juvenil afecta a algo más del 55% de los jóvenes, cualquier medida que les
pueda ayudar bienvenida sea, claro está. Pero que nadie se engañe, porque esta
propuesta no deja de ser una más en el firme camino de la precarización del empleo.
Nada impedirá que una empresa subcontrate los servicios de estos autónomos jóvenes (y a saber a qué precio competitivo), en lugar de contratar trabajadores (un dato: en 2012 hubo cerca de 180.000
despidos colectivos al amparo -al desamparo, más bien- de la última reforma laboral). O sea, que serán mano de obra que paga ella solita sus cuotas sociales.
Mejor eso
que nada, se me dirá. Y es posible que así sea. Me temo, sin embargo, que los
jóvenes no lo verán exactamente así y los que puedan preferirán emigrar, como los tantos (¿250.000?) que ya lo han hecho.
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