viernes, 18 de enero de 2013

HACER LIMPIEZA

El invisible Rajoy, su gobierno y todo el PP deberían estar enormemente preocupados con el escándalo de los millones ocultos de Bárcenas, que fue tesorero del partido y persona de máxima confianza, los sobres en B para los altos cargos del partido, la sospecha de financiación ilegal, el cobro de comisiones ilegales, etc. y lo que pueda resultar de las investigaciones (o revelaciones) futuras. De cara a la galería echarán balones fuera y exculparán a quien haga falta (menos la condesa/headhunter, que aprovechará la ocasión para meter otra vez el dedo en el ojo a Rajoy y postularse a sí misma), pero de puertas adentro la preocupación debe de ser mayúscula.

Mayúscula la preocupación porque seguro que recuerdan que el principio del fin de Felipe González y sus gobiernos fue precisamente la corrupción desde dentro del partido (los FILESA, Roldán, la guerra sucia con sobresueldos millonarios, etc.). Cuando las sospechas de la gente se extendieron a todo el partido y hartos de falsos propósitos de enmienda (aquel he entendido el mensaje, de FG en el 93) el PP de Aznar (váyase, Sr. González) ganó las elecciones y a los socialistas les costó siete años recuperarse del batacazo (con la ayuda sobrevenida de las torpezas de Aznar en la guerra de Iraq y las mentiras en el drama del 11M). Mayúscula la preocupación porque empieza a haber esa misma sensación de corrupción generalizada en el PP.

Es cierto que la situación no es exactamente la misma. Hoy la sospecha de corrupción y abusos se extiende a quienes están en la política, los sindicatos, la patronal, el sistema judicial, etc. mientras la gente, la gente de la calle (los ciudadanos, nosotros) sufre las consecuencias de una crisis de la que no es culpable: paro masivo, agotamiento de prestaciones, desahucios, trabajo precario, pérdida de derechos, etc.). O lo que es lo mismo: hoy la sensación es de agotamiento del sistema (Constitución, representación, ley electoral, organización territorial, independencia de los poderes, etc.). Y el PSOE (o sea, el principal partido de la oposición), hoy por hoy, está igualmente en entredicho.

Ya es muy evidente para cualquiera que todos los partidos y especialmente los dos grandes partidos nacionales deben reformarse y regenerarse tan a fondo que explícitamente corten de raíz cualquier atisbo de corrupción en sus filas y lo hagan público. El invisible Rajoy debería dejarse ver para dar explicaciones, por supuesto, pero sobre todo para hacer limpieza y contárnoslo. Si es que puede, claro.

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