[Este artículo es de noviembre de 2010 y se publicó en ElPlural.con el día 11 de ese mes, a cuento de las memorias de Bush Jr. Lo recupero ahora a cuento de la película La Noche Más Oscura que trata sobre el asalto y muerte a Ibn Laden -que no he visto aún- y que ya ha desatado una cierta polémica sobre la tortura en la que ha intervenido -en la polémica- la mismísima CIA]
Escribía Aristóteles en su Politeía que el hombre es el mejor de los animales, pero que,
apartado de la ley y la justicia, es el peor de todos. Y es que sin duda los humanos podemos ser enormemente
eficaces en lo que hacemos. Tanto es así, que nos adaptamos al medio
adaptándolo a nuestras propias necesidades. Pero esa misma eficacia podemos
utilizarla para lo bueno y para lo malo, para la creación más sublime o para la
tortura más cruel.
En sus memorias, Decision
Points, George W. Bush, habla de técnicas
de interrogatorio mejoradas para
referirse al waterboarding, esto es,
a lo que cualquiera de nosotros llama tortura por ahogamiento (por inmersión o
por asfixia). El ex Presidente de los Estados Unidos de América afirma que
gracias a tales técnicas se consiguieron en Guantánamo grandes cantidades de información que sirvieron para salvar vidas. Cuando habla de sí mismo,
dice que es un hombre sencillo y honesto.
La tortura, el daño extremo y cruel para obtener información,
es una práctica expresamente prohibida en las legislaciones nacionales e
internacionales y, desde luego, en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos; una práctica que animaliza al torturado y deshumaniza al torturador. Y
una práctica que consigue lo que quiere: que el torturado sucumba, renuncie a
sí mismo y diga lo que quieren oír los torturadores.
Pero el waterboarding
no es tortura, es sólo una técnica mejorada para interrogar a los detenidos en
ese limbo legal que es –que aún es- Guantánamo. Tan mejorada que salva vidas de
hombres sencillos y honestos a cambio de animalizar a unos pocos infieles
simulando su muerte por ahogamiento.
Ya ven, un hombre sencillo y honesto que tenía un trabajo que
hacer y lo hizo eficazmente: nada personal, son
sólo negocios. Y que mandó que les hicieran a los torturados una oferta
que no podían rechazar. Será que los torturadores sólo lo son durante su jornada
laboral.
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