Los problemas de fe, provocados en todo el mundo por algunos
creyentes fundamentalistas que abusaron de la ambición, han hecho necesaria la
celebración de un concilio en el que los primados de los 24 países más piadosos
de todo el mundo determinasen la verdadera ortodoxia.
En este concilio de Londres, anticipado y preparado el
pasado mes de noviembre en Washington, los primados de estos países –que
acumulan el 85% de los bienes divinos-han reafirmado su credo (“Creemos que el
único cimiento sólido para una globalización sostenible y una prosperidad
creciente para todos es una economía mundial abierta basada en los principios
de mercado, en una regulación eficaz y en instituciones globales fuertes.”) y
se comprometen a avivar la fe (“hoy nos hemos comprometido a hacer lo que sea
necesario para: restablecer la confianza, el crecimiento y el empleo; reparar
el sistema financiero para restaurar el crédito; reforzar la regulación
financiera para reconstruir la confianza […]”). Todo ello, pues, para salvar el
crédito –esa fe que hace posible la fe-, los empleos y la producción, el
comercio y el consumo. Y han alertado de los falsos paraísos, que sólo lo son
para los más desalmados fiscalmente.
Como novedad, esta vez no han faltado los buenos propósitos
y se han acordado de los más pobres para que también ellos participen de los
beneficios de la fe (“[…] apoyar la protección social, impulsar el comercio y
salvaguardar el desarrollo en los países con pocos recursos […]”).
En fin, que todo parece que vuelve a su cauce y el dios
Mercado, transfiguración contemporánea de aquel Mercurio, puede estar tranquilo
viendo desde sus alturas cómo los pobres mortales no sólo no le cuestionan,
sino que se autoinculpan de sus desmanes y se esfuerzan en alabanzas y en
propósitos de enmienda para mayor gloria suya. O sea, que estamos en plena Semana Santa.
* Publicado en ElPlural.com. Opinión. Vaca Multicolor. 05.04.2009
* Publicado en ElPlural.com. Opinión. Vaca Multicolor. 05.04.2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario