
Necesita una explicación porque evidentemente no me refiero a todos los jueces y fiscales, sino a esos pocos que, con la ley en la mano quisieran perseguir conductas corruptas de políticos y empresarios realmente poderosos y, por ello mismo, potencialmente peligrosos al menos para sus carreras. Y necesita una explicación porque de los tres poderes teóricos del Estado -legislativo, ejecutivo y judicial- precisamente el judicial es el que menos se ha democratizado y ejemplos tenemos de actuaciones de tal poder que como poco son democráticamente cuestionables (que le pregunten a Garzón, por ejemplo). Por no hablar de su falta de independencia política o, por mejor decir, de su relación ideológica con el partido al que tal magistrado o tal fiscal deben sus cargos.
Estamos viendo estos días maniobras -que explica bien Nacho Escolar en eldiario.es- para que sea un juez y no otro quien asuma la instrucción del asunto Gürtel, o para que tal otro no pueda asumir la querella que presentó IU con el fin de alargar -entorpecer- la investigación. Y exactamente a eso me refería: la única esperanza es que entre todos esos jueces y fiscales haya algunos con el arrojo y la independencia suficientes para tirar adelante y encausar a quienes deba encausar según las investigaciones, sea quien sea, tenga el poder que tenga. Lo que hace falta es que esos jueces y fiscales existan y actúen.
[dejo aquí el vínculo con los dos artículos de Escolar en eldiario.es:
http://www.eldiario.es/escolar/Gomez-Bermudez-complica-Barcenas-PP_6_109949019.html
http://www.eldiario.es/escolar/Maniobras-judiciales-oscuridad_6_109949013.html ]
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