sábado, 23 de marzo de 2013

LA PARROQUIA

Tras los líos en el PSC, en el PSG y en el feísimo asunto de Ponferrada, el alquimista Rubalcaba (en permanente busca de una piedra filosofal que jamás encuentra), a cuento de los cambios (?) en la organización que ha hecho en el PSOE, ha dicho que una vez más lamentaba desilusionar a la parroquia, pero que no se va; que va a cumplir el contrato. Buena noticia para el PP del invisible Rajoy que seguirá a sus anchas en un momento judicialmente delicado para ellos.

No sé quién será esa parroquia de la que habla: quizá los más críticos con su gestión, quizá los que sospecha que están maniobrando para moverle la silla, quizá la poquita prensa de izquierda que va quedando y le critica, o quizá los ciudadanos que han decidido no volver a votar al PSOE en próximas convocatorias. Si esa es la parroquia, sí sé que no es ilusión lo que han perdido, porque no se puede perder lo que no se tiene, así que seguramente no ha desilusionado a nadie ni de dentro ni de fuera de un partido que cada vez es menos partido porque está más partido que nunca.

Pues nada, que siga con la alquimia hasta fin de contrato. Lo malo es que ese fin de contrato pudiera coincidir con el fin -la desaparición literalmente- del partido. No tengo datos concretos, evidentemente, pero me da que nadie en la ejecutiva ni en sus alrededores, nadie en ninguna cúpula del PSOE, se está tomando en serio el peligro cierto de desaparición del partido, como si sus 134 años de historia garantizaran su existencia, como si no hubiese ejemplos sobrados de partidos históricos europeos -y bien cercanos- que han desaparecido. Lo quieran ver o no, la parroquia se puede quedar vacía de parroquianos, hartos de estar hartos.

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